Ansiedad: la visita que se va

Reflexiones de una psicóloga sobre el COVID-19

Vivir en medio de una pandemia es estar obligado a un confinamiento, lo que significa acatar el distanciamiento social, cumpliendo la cuarentena domiciliaria, el traslado de las clases escolares y universitarias a plataformas online, y trabajar desde casa. Hoy se siente el miedo, la ansiedad por el contagio y el cuidado de la familia.

En el hogar, la primera impresión fue de bienestar, 15 días, un mes para descansar. Luego, ¡oh realidad! pasaron 200 días, y el miedo se generalizó. Las familias, sin darse cuenta, cambiaron sus hábitos de convivencia. En la casa se miran, conversan, comparten, discuten, ríen, lloran, analizan, critican y no se soportan. En esta polaridad, más las noticias, los mensajes presidenciales y la política, se exacerban las emociones, los pensamientos negativos y la desesperanza comprar anadrol en españa genera frustración, preocupación y signos de ansiedad.

¿Será cierto esto? ¿Habrá ansiedad en la mayoría de las personas? ¿Se puede generalizar, o es solo tensión por los cambios en la convivencia?

Naturaleza humana y ansiedad

Todo ser humano nace para aprender y adaptarse con el fin de asegurar su propia supervivencia. Este proceso de organización y reorganización interna genera en la persona tensión o ansiedad. Si esto se da en cada etapa de la vida, ahora en este nuevo estilo de vida unificado y obligado, la reacción emocional se evidencia en miedos, angustia y lenguaje inadecuado.

Para comprender si se vive en ansiedad, vamos a su definición. Ansiedad se define como el sentimiento de carácter persistente, insidioso y generalizado. De acuerdo al DSM-V (manual oficial de desórdenes mentales de la American Psychiatric Association), un diagnóstico de ansiedad requiere “ansiedad y preocupación excesivas de por lo menos 6 meses sobre diversas situaciones y actividades”. La American Psychiatric Association considera a la ansiedad como “dificultades para controlar las preocupaciones”. El sentirse amenazado hace que la ansiedad sea nociva, siempre que sea excesiva, frecuente y se desarrolle un comportamiento disfuncional a nivel psicológico y conductual. Estos desajustes interfieren en la autopercepción de las competencias reales y potenciales, así como en la relación, empatía, interacción con otros y responsabilidad social.

¿Cómo enfrentar la ansiedad en tiempos del COVID-19?

Sí, las personas están “encerradas”, sin contacto familiar ni social, sin poder satisfacer algunas de sus necesidades. Entonces, es coherente que sientan esta sensación de desesperanza o ansiedad. Por lo tanto, si la preocupación aumenta, habrá que tranquilizarse, tomar contacto con el cuerpo físico, mental y espiritual. Una buena solución es utilizar la respiración para relajar las emociones y pensamientos.

Los ejercicios de respiración han demostrado ser útiles en la reducción de la ansiedad y sus síntomas (depresión, irritabilidad, tensión muscular y fatiga). La respiración profunda se puede hacer en diferentes posiciones, siendo la postura de Savasana (del yoga) la más recomendable:

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Savasana, postura de yoga que ayuda a calmar la ansiedad. Imagen: David Martinez
  • Tiéndase boca arriba en el suelo sobre una manta y separe los pies unos 20 centímetros, dirigiéndolos suavemente hacia afuera. Asegúrese de mantener la columna vertebral recta.
  • Explore su cuerpo mentalmente en busca de signos de tensión.
  • Coloque una mano sobre el abdomen y otra sobre el tórax.
  • Tome aire lento y profundamente por la nariz y hágalo llegar hasta el abdomen levantando la mano que colocó sobre él, movimiento que también sentirá en el tórax.
  • Cuando haya sentido la relajación, sonría un poco, relaje el cuerpo, inhale por la nariz, lento, muy suave, y sáquelo por la boca de igual forma, lento, sintiendo cómo sale.
  • Haga respiraciones largas, lentas y profundas que eleven y hagan descender el abdomen. Continúe por 10 minutos, de ser posible todos los días.

Cuando haya aprendido a relajarse, utilícela cada vez que note que va a ponerse tenso.


Pasará mucho tiempo para salir de este estilo de vida, que a mi entender no será “regresar a la normalidad”, ya que aún no se sabe a qué se llamará normalidad. Por ahora, utilice la respiración y el diálogo, observe y escuche lo que se habla.

En el hogar, observe a su familia, reconozca sus cualidades, habilidades y potencial, respete su autonomía. De nosotros depende convivir con la ansiedad o abrir la puerta y dejarla ir.

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